En Bermejo faltan empleos y aseguran que 6.000 familias viven del contrabando

La cifra fue suministrada por dirigentes gremiales de Bermejo, en Tarija. Aseguran que el contrabando se volvió “normal”. Piden al Gobierno que genere empleo formal. Las autoridades anuncian más controles y más efectivos militares

Los gomones siguen siendo los mismos. Son embarcaciones caseras y precarias que son utilizadas para cruzar contrabando hacia y desde Argentina. La actividad también sigue siendo la misma, aunque ahora el intercambio de mercadería ilegal se oficializó como la actividad económica más importante del lugar. El control: escaso y sin resultados, por ahora.

Los gomones están hechos de madera y neumáticos de llantas obsoletas. Pueden llevar 25 personas, pero también lo más importante: carga ilegal. En el lado boliviano, en la avenida Petrolero del municipio de Bermejo, el movimiento de gente no para ni en domingo. Los negocios están abiertos sin ningún tipo de control y en esos puestos se ofrecen productos argentinos sin factura. La mayoría cervezas y vinos.

Están también aquellos quienes empacan la mercadería que pasará a Aguas Blancas, el distrito argentino que se conecta con Bermejo. Cajas y más cajas. Zapatos, zapatillas, ropa y también productos comestibles pasan al frente en los gomones. En esos bolsones también se introduce cocaína que va rumbo a Argentina.

En Bermejo el contrabando se volvió una actividad normal. Los gremiales esperan propuestas del Gobierno para mejorar la situación en esa zona. Los dirigentes dicen que al menos 6.000 familias viven del negocio ilegal.

“Hace unos seis meses atrás han venido, y decían que iban a fortalecer el control para la lucha contra el contrabando, pero nosotros fuimos claros en decirles: ¿qué es lo que han traído para esta región?, porque la enfermedad se cura con el remedio. ¿Por qué la gente se dedica al contrabando? No hay fuentes de trabajo aquí en Bermejo”, reclamó el ejecutivo de la Federación Regional Única de Trabajadores Gremiales, Artesanos, Comerciantes Minoristas, Vivanderos y Trabajadores por Cuenta Propia, Freddy Rueda.

Sin control

El contrabando hormiga es una constante. Las fuerzas policiales y militares de ambos países lo saben, pero poco pueden hacer cuando toda la economía de estas ciudades fronterizas gira en torno de esa actividad ilegal. “No hay trabajo, el Gobierno habla de empleos, pero acá en Bermejo no hay nada. Es por eso que el contrabando sigue siendo una actividad principal en este punto fronterizo”, relató Rueda.

El río Bermejo está sectorizado. En el lugar más cercano al paso internacional, que recién se abrió luego de estar cerrado por la pandemia, están las chalanas, que son los botes de madera que realizan el incesante cruce de personas y mercaderías a la vista de todos.

Más lejos están los enormes gomones, que son las embarcaciones precarias que llevan cargas más grandes. En estas gomas también cruzan a diario miles de kilos de hoja de coca que luego se fraccionan y venden en toda la parte norte de Argentina.

El control es escaso, tanto en el lado boliviano como en el argentino. Son los bagayeros quienes se encargan de traspasar los productos luego de que los empacadores hicieron su trabajo. Estas personas no saben lo que llevan y se arriesgan a ser detenidos en caso de que se cargue drogas.

Las bolsas son grandes, todas de yute. Las amarran a sus espaldas y caminan por senderos en plena vegetación. En algunos puntos están ocultos policías federales en el lado argentino. En Bolivia la mercadería sale sin control.

Para un bagayero el día comienza antes del amanecer. Habitualmente trabajan para acopiadores que les pagan por bultos que cruzan de un lado a otro de la frontera, según convenga. Para algunos serán grandes ganancias, pero para los pequeños que se buscan la vida será la garantía de un plato de comida para su familia.

La pandemia de coronavirus agudizó la situación laboral en toda la zona fronteriza y son muchos los que se sumaron al contrabando. Cuando el río Bermejo está con su caudal bajo el riesgo máximo para un bagayero es un resfrío, porque muchos son los que cruzan caminando con el agua hasta el pecho y los bultos de lona repletos de mercaderías sobre sus cabezas.

En verano el río Bermejo aumenta su caudal por las intensas lluvias. En el último tiempo varios gomones volcaron y el afluente se llevó vidas de aquellos que se dedicaban a pasar contrabando.

Control vecinal

Ahora, desde le Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de Bermejo esperan que la situación mejore con la apertura del paso fronterizo legal. Habrá control migratorio luego de dos años y también aquel que intente erradicar el contrabando desde Argentina.

“La habilitación de la frontera nos da la reactivación económica aquí en el municipio de Bermejo, antes era todo contrabando, se lo incautaba, se lo llevaban, pero ahora con esto de cierto modo se formaliza el comercio, porque tiene que pasar por Aduana y el registro de Migraciones, ya que los gremiales de aquí pueden hacer pasar diariamente una cierta cantidad de mercadería de manera legal y no así como era hace tiempo atrás”, afirmó Nataly Gálvez, quien es la presidenta de la Fejuve de Bermejo.

Antes de la pandemia, el comercio movía el 80% de la economía en Bermejo. Actualmente las ventas han disminuido en un 70%, lo que afectó fuertemente al sector gremial. Así, según la versión de Rueda, se obligó a que algunas personas se dediquen a actividades como el contrabando, suministrando productos argentinos en la ciudad de Tarija y en otros departamentos y poder solventarse económicamente.

“El Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando debe pensar con la cabeza fría, que no es la forma de venir y pisarnos el cuello, y decir que no van a dejar pasar (contrabando), lo que pasa es que aquí da hambre, hay necesidad, esa es la realidad de Bermejo. Ellos como autoridades tienen que ver que haya fuentes de trabajo ¿qué propone el Gobierno para contrarrestar esto? Caso contrario la gente va empezar a robar”, reclamó el dirigente Rueda.

Por su parte, el viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Daniel Vargas, se comprometió a fortalecer el control en varios puntos del país, entre ellos Bermejo. La autoridad expresó su intención de realizar una cumbre contra el contrabando en Tarija, tomando en cuenta que el paso de mercadería ilegal en zonas como Bermejo y Yacuiba son de las más críticas en el país.

Vargas acotó que desde 2021 trabaja la “Fuerza del Sur”, grupo que tiene la misión de reducir el contrabando en el sur de Bolivia. Su sede está en Villamontes y tiene grupos de tareas que operan en Bermejo y Yacuiba.

Los gomones están hechos de madera y neumáticos de llantas obsoletas. Pueden llevar 25 personas, pero también lo más importante: carga ilegal. En el lado boliviano, en la avenida Petrolero del municipio de Bermejo, el movimiento de gente no para ni en domingo. Los negocios están abiertos sin ningún tipo de control y en esos puestos se ofrecen productos argentinos sin factura. La mayoría cervezas y vinos.

Están también aquellos quienes empacan la mercadería que pasará a Aguas Blancas, el distrito argentino que se conecta con Bermejo. Cajas y más cajas. Zapatos, zapatillas, ropa y también productos comestibles pasan al frente en los gomones. En esos bolsones también se introduce cocaína que va rumbo a Argentina.

En Bermejo el contrabando se volvió una actividad normal. Los gremiales esperan propuestas del Gobierno para mejorar la situación en esa zona. Los dirigentes dicen que al menos 6.000 familias viven del negocio ilegal.

“Hace unos seis meses atrás han venido, y decían que iban a fortalecer el control para la lucha contra el contrabando, pero nosotros fuimos claros en decirles: ¿qué es lo que han traído para esta región?, porque la enfermedad se cura con el remedio. ¿Por qué la gente se dedica al contrabando? No hay fuentes de trabajo aquí en Bermejo”, reclamó el ejecutivo de la Federación Regional Única de Trabajadores Gremiales, Artesanos, Comerciantes Minoristas, Vivanderos y Trabajadores por Cuenta Propia, Freddy Rueda.

Sin control

El contrabando hormiga es una constante. Las fuerzas policiales y militares de ambos países lo saben, pero poco pueden hacer cuando toda la economía de estas ciudades fronterizas gira en torno de esa actividad ilegal. “No hay trabajo, el Gobierno habla de empleos, pero acá en Bermejo no hay nada. Es por eso que el contrabando sigue siendo una actividad principal en este punto fronterizo”, relató Rueda.

El río Bermejo está sectorizado. En el lugar más cercano al paso internacional, que recién se abrió luego de estar cerrado por la pandemia, están las chalanas, que son los botes de madera que realizan el incesante cruce de personas y mercaderías a la vista de todos.

Más lejos están los enormes gomones, que son las embarcaciones precarias que llevan cargas más grandes. En estas gomas también cruzan a diario miles de kilos de hoja de coca que luego se fraccionan y venden en toda la parte norte de Argentina.

El control es escaso, tanto en el lado boliviano como en el argentino. Son los bagayeros quienes se encargan de traspasar los productos luego de que los empacadores hicieron su trabajo. Estas personas no saben lo que llevan y se arriesgan a ser detenidos en caso de que se cargue drogas.

Las bolsas son grandes, todas de yute. Las amarran a sus espaldas y caminan por senderos en plena vegetación. En algunos puntos están ocultos policías federales en el lado argentino. En Bolivia la mercadería sale sin control.

Para un bagayero el día comienza antes del amanecer. Habitualmente trabajan para acopiadores que les pagan por bultos que cruzan de un lado a otro de la frontera, según convenga. Para algunos serán grandes ganancias, pero para los pequeños que se buscan la vida será la garantía de un plato de comida para su familia.

La pandemia de coronavirus agudizó la situación laboral en toda la zona fronteriza y son muchos los que se sumaron al contrabando. Cuando el río Bermejo está con su caudal bajo el riesgo máximo para un bagayero es un resfrío, porque muchos son los que cruzan caminando con el agua hasta el pecho y los bultos de lona repletos de mercaderías sobre sus cabezas.

En verano el río Bermejo aumenta su caudal por las intensas lluvias. En el último tiempo varios gomones volcaron y el afluente se llevó vidas de aquellos que se dedicaban a pasar contrabando.

Control vecinal

Ahora, desde le Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de Bermejo esperan que la situación mejore con la apertura del paso fronterizo legal. Habrá control migratorio luego de dos años y también aquel que intente erradicar el contrabando desde Argentina.

“La habilitación de la frontera nos da la reactivación económica aquí en el municipio de Bermejo, antes era todo contrabando, se lo incautaba, se lo llevaban, pero ahora con esto de cierto modo se formaliza el comercio, porque tiene que pasar por Aduana y el registro de Migraciones, ya que los gremiales de aquí pueden hacer pasar diariamente una cierta cantidad de mercadería de manera legal y no así como era hace tiempo atrás”, afirmó Nataly Gálvez, quien es la presidenta de la Fejuve de Bermejo.

Antes de la pandemia, el comercio movía el 80% de la economía en Bermejo. Actualmente las ventas han disminuido en un 70%, lo que afectó fuertemente al sector gremial. Así, según la versión de Rueda, se obligó a que algunas personas se dediquen a actividades como el contrabando, suministrando productos argentinos en la ciudad de Tarija y en otros departamentos y poder solventarse económicamente.

“El Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando debe pensar con la cabeza fría, que no es la forma de venir y pisarnos el cuello, y decir que no van a dejar pasar (contrabando), lo que pasa es que aquí da hambre, hay necesidad, esa es la realidad de Bermejo. Ellos como autoridades tienen que ver que haya fuentes de trabajo ¿qué propone el Gobierno para contrarrestar esto? Caso contrario la gente va empezar a robar”, reclamó el dirigente Rueda.

Por su parte, el viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Daniel Vargas, se comprometió a fortalecer el control en varios puntos del país, entre ellos Bermejo. La autoridad expresó su intención de realizar una cumbre contra el contrabando en Tarija, tomando en cuenta que el paso de mercadería ilegal en zonas como Bermejo y Yacuiba son de las más críticas en el país.

Vargas acotó que desde 2021 trabaja la “Fuerza del Sur”, grupo que tiene la misión de reducir el contrabando en el sur de Bolivia. Su sede está en Villamontes y tiene grupos de tareas que operan en Bermejo y Yacuiba.