Científicos resuelven el misterio del volcán «zombi» Uturuncu en Bolivia, geológicamente muerto y con señales de actividad

Un equipo internacional de científicos de China, Reino Unido y Estados Unidos ha logrado descifrar los procesos internos del volcán Uturuncu en Bolivia, conocido como el volcán zombi por mostrar señales de actividad pese a estar considerado geológicamente muerto. Mediante una combinación de sismología, modelos físicos y análisis de la composición de las rocas, los investigadores han identificado las causas de su inquietud volcánica, disipando los temores de una erupción próxima. Los hallazgos, publicados en la revista PNAS, ofrecen una visión detallada del sistema magmático bajo este gigante andino.
Ubicado en lo profundo de los Andes centrales, Uturuncu es un volcán inactivo desde su última erupción hace 250.000 años. Sin embargo, en las últimas décadas ha presentado síntomas de inquietud, como sismos y emisiones de gases, lo que le valió el apodo de «zombi». Además, los satélites han detectado un peculiar patrón de deformación del terreno en forma de «sombrero»: el centro del sistema volcánico se eleva mientras las zonas circundantes se hunden.
Para las poblaciones locales, entender si esta actividad podría desencadenar una erupción —y su posible magnitud— es crucial, dado el riesgo de daños generalizados y pérdida de vidas. Sin embargo, hasta ahora no existía una explicación clara sobre qué impulsaba esta actividad anómala. La clave, según los científicos, radicaba en visualizar el movimiento del magma y los gases bajo la superficie.
Cerro Uturuncu, uno de los numerosos volcanes del Altiplano boliviano situados sobre el cuerpo magmático Altiplano-Puna. Crédito: Jon Blundy / University of Oxford
El nuevo estudio, fruto de la colaboración entre la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, la Universidad de Oxford y la Universidad Cornell, empleó señales de más de 1.700 eventos sísmicos para realizar imágenes de alta resolución del sistema de «tuberías» magmáticas en la corteza superficial bajo Uturuncu. Los resultados indican que la actividad del volcán se debe al movimiento de fluidos y gases bajo el cráter, con una probabilidad mínima de que derive en una erupción a corto plazo.
Los sistemas volcánicos son redes complejas de fluidos y gases almacenados en reservorios magmáticos e hidrotermales. Estudios previos ya habían establecido que Uturuncu se asienta sobre el cuerpo de magma más grande conocido en la corteza terrestre: el Complejo Volcánico Altiplano-Puna. Además, se sabía que un sistema hidrotermal activo conecta este depósito magmático con la superficie. Pero el modo en que los fluidos circulaban por este sistema subterráneo seguía siendo un enigma.
Para resolverlo, el equipo utilizó tomografía sísmica, una técnica que permite visualizar el interior del volcán de manera similar a como una tomografía computarizada escanea el cuerpo humano. Dado que las ondas sísmicas viajan a distintas velocidades según el material que atraviesan, este método proporcionó imágenes tridimensionales detalladas de las estructuras internas de Uturuncu.
Combinando estos datos con análisis de las propiedades físicas de las rocas, los investigadores identificaron posibles rutas de ascenso de fluidos calentados geotérmicamente y cómo estos líquidos y gases se acumulan en reservorios justo debajo del cráter. Según el estudio, este proceso sería el responsable de la deformación del terreno y, al mismo tiempo, sugiere que el riesgo de una erupción es bajo.
Cerro Uturuncu, a la derecha, y Cerro San Antonio, a la izquierda, volcanes situados sobre la pequeña localidad de Quetena Chico, en el Altiplano boliviano. Crédito: Jon Blundy / University of Oxford
El profesor Mike Kendall, coautor del estudio y miembro del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, destacó: Nuestros resultados demuestran cómo métodos geofísicos y geológicos combinados pueden mejorar la comprensión de los volcanes, sus peligros y los recursos potenciales que albergan.
Por su parte, el profesor Haijiang Zhang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, resaltó el papel clave de la colaboración multidisciplinaria: Solo gracias a la experiencia del equipo pudimos integrar herramientas avanzadas de imagenología geofísica con modelos de las propiedades de las rocas y su interacción con fluidos.
El profesor Matthew Pritchard, de Cornell University, añadió que la metodología empleada podría aplicarse a más de 1.400 volcanes potencialmente activos en el mundo, así como a otros similares a Uturuncu que, pese a no ser considerados activos, muestran señales de vida: otros posibles volcanes zombis, en sus palabras.
Con este hallazgo, Uturuncu deja de ser un misterio amenazante para convertirse en un caso de estudio que podría sentar precedentes en la vulcanología global. Por ahora, Bolivia puede respirar tranquila: su «volcán zombi» sigue dormido.
FUENTE: BRUJULA VERDE