Mario Ríos Leyton: CUANDO EL LIDERAZGO FALLA

Horizonte de futuro. El ciclo político de gobierno de 20 años del MAS, se agotó. Las ilusiones que ha creado (reserva moral de la humanidad, corazón energético de sud américa, industrialización, etc.) carecen de logros verdaderos. Es más, el mismo García Linera sostiene que al progresismo se le han acabado las ideas. 

Sin embargo, la oposición democrática, le brinda nuevamente la oportunidad de reponerse y volver a soñar con el poder. Cuando ya no tiene nada de valor que ofrecer, más que agarrar del cuello a los exportadores para sacarle sus dólares.

La oposición democrática, no reconoce el patrón de la división como causa de sus reiteradas derrotas en elecciones nacionales (falta pensamiento crítico).

La sociedad, mayoritariamente apoya a la oposición, pero siente que se juega con sus intereses de ganar la elección nacional, recuperar la democracia y construir el futuro en común. Es decir, lograr a 30 años, un país abierto a todos los bolivianos, con un Estado y sociedad más capaces, que se refuerzan y potencian mutuamente.

Ese horizonte de futuro, no se puede alcanzar con el gobierno de una facción o tribu política, sino con un gobierno potente y viable y de base ancha. Capaz de hacer renacer los poderes de la sociedad para salir del pozo de la crisis múltiple y, encausar esa energía hacia el futuro.

Romper patrones.

En una sociedad desintegrada y polarizada, en la que en ambos polos hay cada vez más tribus políticas. En el polo democrático, el objetivo de ganar la elección, con mucha suerte podría alcanzarlo alguna tribu individualmente considerada.

Sin embargo, se toman decisiones políticas competitivas y no cooperativas. Y se siguen estrategias basadas en el conflicto, en lugar de estrategias más apropiadas, basadas en el desarrollo de capacidades (conocimiento, experiencia, confianza), centradas en volver a la democracia.

Se toman decisiones cortas de miras, que revelan que los intereses políticos responden más a ciclos políticos cortos que al largo plazo, cuando en este último se pueden conciliar mejor los intereses de todos.

Las decisiones producen desconcierto, se devuelve otra vez a los ciudadanos la responsabilidad, que la política no quiere asumir, definir el orden de los candidatos, cuando ya había procedimientos acordados. En suma, los ciudadanos se preguntan, si en Bolivia, también los lideres no estarán también perdiendo la cabeza. 

Hay un déficit de liderazgo agregador, integrador. El liderazgo disponible parece que está por debajo del liderazgo necesario. El liderazgo necesario, es compartido, con capacidad de romper el patrón de la división y, colocarse del lado correcto de la historia.

En una coalición nueva y amplia en la que haya equilibrio de poder, en la que ninguna agrupación política deje de lado a las demás.

Volver a la racionalidad.

La confianza ciudadana es un recurso que no debe ser derrochado, sino recuperado y fortalecido hablando con verdad, cumpliendo los compromisos. 

En lugar del razonamiento motivado, el sesgo de mi lado o del otro, que alimentan las ilusiones políticas y, las inconsistencias al calcular los riesgos, que han hecho que en sucesivas elecciones nacionales no se logre nada.

“Cuando los demócratas se dividen y no arriesgan, pierden, y prosperan los autoritarios. Esta es la tragedia de la acción colectiva” (Rodrick D). Ya no se cuenta con la potencia del esfuerzo colectivo, que aumente la capacidad de alcanzar resultados importantes y de hacer conscientemente la historia.

Los medios, los políticos y ciudadanos pueden construir espacios de democracia deliberativa, intelectualmente diversos, en los departamentos, que ayuden al diálogo político, la organización y, buscar convergencia en las propuestas y acciones. Por debajo de las diferencias subyace el deseo compartido de volver a la democracia.

Es un falso dilema, creer que las opciones posibles en esta elección están solo en la oposición democrática, cuando en realidad hay MAS. Este último, sigue siendo el movimiento más grande, controla los aparatos ideológicos y represivos del Estado, para reproducir su poder.

Cuando el liderazgo le falla a la sociedad, se pueden hacer realidad los sueños y también las pesadillas.

Articulo de opinión del economista Mario Ríos Leyton