Un 'maelstrom' colosal, el remolino marino que ostenta un récord Guinness

Comencemos describiendo el fenómeno. Cuando corrientes de flujo rápido en el océano, que circulan en diferentes direcciones, chocan entre sí, comienzan a girar una alrededor de la otra. Dependiendo del volumen del agua y la fuerza con la que colisionan, aparecen remolinos de diferentes tamaños. Los más grandes y peligrosos son llamados maelstroms, palabra en noruego que proviene de malen (triturar) y strom (corriente), es decir, “corriente trituradora”.

En el estrecho Saltstraumen, que separa las islas Straumen y Straumøya de la costa meridional de Noruega, se forma el maelstrom considerado como el más poderoso del planeta. Con el cambio de marea, cada seis horas entran o salen del angosto estrecho, entre los fiordos Salten y Skjerstad, más de 480 mil litros de agua a una velocidad de 40 kilómetros por hora. En el flujo máximo de estas corrientes se producen varios remolinos que alcanzan hasta los 10 metros de ancho y 5 metros de profundidad.

Se estima que este gran remolino noruego existe desde hace más de 3000 años, cuando esta región del litoral tenía glaciares en sus fiordos y canales. Las corrientes marinas pudieron fluir a mayor velocidad cuando el fiordo Skjerstad dejó de tener hielo y el agua del océano pudo invadirlo.

Se ha comprobado que el desnivel entre el mar y el fiordo puede superar el metro en pleamar. Durante las horas en que se mantiene la marea alta la corriente en el estrecho es casi nula y las aguas son tranquilas. Al bajar la marea las corrientes son más rápidas y comienza el maravilloso espectáculo que le ha dado a Noruega un inusual Guinness.

¿Realidad o ficción?

En su famosa obra “Veinte mil leguas de viaje submarino” Julio Verne, en 1870, ya hacía referencia al Maelstrom, un temible remolino en las aguas noruegas. También en la saga cinematográfica “Piratas de Caribe” se ha recreado la presencia de estos “devoradores” de barcos como el terror de los navegantes más intrépidos.

La realidad es que los remolinos en las aguas de los océanos son más comunes de lo que podemos imaginar, y ocurren temporalmente, por lo que son muy difíciles de rastrear y registrar de manera confiable. Cuando el agua fría y más pesada se desliza bajo las aguas cálidas, más ligeras, se forman rápidas corrientes oceánicas cuya intensidad depende de múltiples factores.