Las amenazas que acechan al árbol más antiguo del mundo

El Gran Abuelo es considerado el árbol vivo más antiguo del mundo. Su corona se rompió hace varias décadas.

Han surgido y caído imperios, han nacido y caído en el olvido lenguas, pero este árbol ha resistido el paso del tiempo: el Gran Abuelo, de alrededor de 5.400 años.

Jonathan Barichivich, un reputado científico chileno que trabaja en Francia, creció en el bosque templado lluvioso de Valdivia, que hoy día forma parte del Parque Nacional Alerce Costero. Su abuelo, Aníbal, descubrió el Gran Abuelo en 1972, mientras trabajaba como guardabosques. Ese momento, dice, cambió el curso de la historia de su familia y del árbol.

"Di mis primeros pasos en este bosque con mi abuelo. Me enseñó los nombres de las plantas antes incluso de que supiera leer", recuerda Barichivich. "Los recuerdos de mi infancia son el combustible de mi pasión científica".

Ahora, Barichivich y su madre, junto con un equipo de investigadores, están desentrañando los secretos que guardan el Gran Abuelo y otros árboles, información que podría determinar cómo entendemos y combatimos el cambio climático.

Registro de patrones climáticos

Los alerces de este bosque, también conocidos como cipreses patagónicos o Fitzroya cupressoides, no solo logran envejecer más que muchos otros árboles. La especie es también uno de los árboles más sensibles al clima.

Cada anillo de su tronco es un registro meteorológico anual. El estudio de sus anillos permite a los investigadores reconstruir patrones climáticos que se remontan a miles de años atrás.

Jonathan Barichivich mide pequeños impulsos del árbol, que representan los movimientos del agua y proporcionan información sobre la salud del árbol.

"Son como enciclopedias", afirma Rocío Urrutia, científica chilena que lleva décadas estudiando estos árboles. Sus investigaciones han ayudado a reconstruir registros de temperatura de hace 5.680 años.

Para determinar la edad de un árbol, los científicos suelen utilizar una herramienta llamada barrenador de incremento, con el fin de extraer una parte del tronco y contar el número de anillos que se han formado a lo largo de los años.

Sin embargo, muchos árboles viejos han perdido hace tiempo el núcleo del tronco, por lo que los científicos tienen que basarse tanto en los anillos que pueden ver como en modelos estadísticos que proyectan el número total de anillos, para llegar a un rango de edad del árbol.

Los científicos también miden la cantidad de carbono que absorbe y emite el bosque. Cuanto más crezca el árbol, mayor será el espacio entre los anillos. Y más crecimiento significa más captura de carbono. Estas mediciones son esenciales para comprender cómo responden los bosques al calentamiento global.

"Los bosques absorben aproximadamente un tercio de nuestras emisiones de carbono", explica Barichivich. Pero ¿seguirá siendo así a medida que el planeta siga calentándose?

Entender cómo crecen los árboles según los distintos patrones climáticos nos indica cuánto carbono absorben, lo que es esencial para predecir si los bosques pueden seguir frenando el calentamiento global en un futuro más cálido.

Nueva carretera amenaza la selva

La propuesta del Gobierno chileno de reabrir una antigua carretera maderera para construir una nueva autopista, atravesando un parque nacional protegido, amenaza a los árboles centenarios.

Las autoridades argumentan que la carretera conectaría ciudades e impulsaría el turismo en la región. Pero hay voces críticas que sostienen que eso es, en realidad, una cortina de humo.

"La conectividad no es la verdadera razón", dice Barichivich a DW, y añade que hay otra carretera cerca. Pero la nueva carretera propuesta enlazaría "directamente con el puerto de Corral, utilizado por uno de los mayores exportadores de celulosa de América Latina".

Muchos lugareños están convencidos de que el verdadero objetivo es abrir el acceso a la madera. Los alerces son muy valiosos por su madera duradera, de alta calidad y crecimiento recto.

Rocío Urrutia y sus estudiantes estudian un alerce.

Además, investigadores como Urrutia advierten de que, con la carretera, aumentará el riesgo de incendios forestales. Más del 90 por ciento de los incendios de la región comienzan cerca de las carreteras, detalla.

Se trata de un fenómeno mundial. En la Amazonía, casi el 75 por ciento de los incendios se inician a menos de cinco kilómetros de una carretera, y, en Estados Unidos, el 96 por ciento a menos de 800 metros.

"El alerce es una especie en peligro", advierte Urrutia. "Cada árbol cuenta. Un gran incendio podría acabar con las últimas poblaciones".

Contraatacar para salvar árboles

Para advertir del peligro, los científicos contactaron a la revista Science, una de las principales publicaciones académicas del mundo. Sus conclusiones -claras, insistentes y respaldadas por años de datos- se pueden leer en un informe, publicado en forma de carta.

Pero Urrutia asegura que no se trató solo de una carta. "Fueron años de investigación, trabajo de campo y compromiso comunitario", subraya.

La publicación llevó a investigadores de todo el mundo a pronunciarse en contra del proyecto de autopista. Junto con la presión de los residentes locales, fue suficiente para que el Gobierno diera marcha atrás a sus planes... por ahora.

FUENTE: DW