Estamos un poco más cerca de cumplir el sueño de los dentistas: dientes que vuelven a crecer

Es un dato bastante extendido el hecho de que cuando algunos tiburones pierden dientes son capaces de hacer que crezcan de nuevo para así mantener su dentadura intacta. ¿Y si los humanos pudiéramos hacer lo mismo? Quizás no estemos muy lejos de lograrlo. O al menos algo parecido.

Ensayos clínicos. Un nuevo fármaco, cuya función es hacer que recuperemos dientes perdidos entrará en fase de ensayos clínicos en Japón a finales de este año, ha informado la prensa local. El objetivo de la primera prueba de estos ensayos será demostrar que el tratamiento es seguro.

Un tercer juego. El ser humano cuenta con dos juegos de dientes. El primero, la dentición decidua o temporal, los dientes de leche, suele acompañarnos durante nuestros primeros años de vida. Perdemos estos diente de forma natural y progresivamente son sustituidos por la dentición permanente o secundaria.

A partir de ahí no hay dientes sustitutos, solo algunos raros casos de hiperdoncia en los que aparecen “dientes supernumerarios”. Dientes que no solo no funcionan como “repuestos” sino que pueden hacer que no desarrollemos debidamente nuestra dentición permanente.

El nuevo tratamiento no promete un saldo ilimitado de dientes como el de los tiburones, pero podría concedernos este tercer juego. De repuesto.

Anodoncia y otros problemas. Sin embargo el principal foco de este nuevo tratamiento no está en darnos este repuesto sino en ayudar a personas con anodoncia, especialmente durante su etapa infantil. La anodoncia es un trastorno que causa que determinadas persona no desarrollen sus dentaduras completas. Es decir, no personas que han perdido sus dientes sino aquellas que no los tuvieron en primer lugar.

A partir de ahí, el equipo cree que será posible aplicar el tratamiento a aquellos que han perdido dientes por otro tipo de problemas como dolencias en las encías. Problemas más prevalentes en la población.

USAG-1. La clave del tratamiento está en un gen, USAG-1. El equipo responsable del desarrollo observó una relación entre este gen y los límites en el desarrollo dental en ratones.

A través de un anticuerpo, lograron bloquear la expresión de este gen en ratones y hurones. Así consiguieron inducir el crecimiento de nuevos dientes. En 2021 presentaron estos avances en un artículo en la revista Scientific Reports.

Ahora buscan dar el paso en humanos.