¿Qué hace la semilla de chía al hígado?
A principios de este año se han publicado diferentes artículos sobre los beneficios de algunos alimentos que pueden ser muy provechosos para el cuerpo humano y brindar aspectos positivos para su correcto desarrollo.
Uno de ellos tiene que ver con el consumo de la chía, en el cual, según un estudio publicado recientemente en la Revista Chilena de Nutrición, esta semilla tiene grandes beneficios.
Dentro de las principales ventajas está: favorecer al sistema cardiovascular, regula el nivel de azúcar en la sangre, le entrega una buena energía al cuerpo y disminuye las alteraciones metabólicas, mostrando un impacto significativo en la reducción de colesterol e hígado graso.
Las semillas de chía tienen un alto contenido de omega-3 proporciona efectos antiinflamatorios, antitrombóticos y vasodilatadores, regulando la presión arterial y disminuyendo los niveles de colesterol.
Las semillas de chía también son aclamadas como superalimento en la última década, ofrecen un perfil nutricional excepcional que incluye ácidos grasos omega-3, minerales esenciales y una abundancia de fibra. Para aprovechar al máximo sus beneficios, es crucial incorporarlas de manera adecuada en la dieta diaria.
¿Por qué es buena la chía para bajar de peso?
Las semillas de chía han sido a menudo vinculadas con la posibilidad de favorecer la pérdida de peso, aunque hasta ahora, hay limitada evidencia concluyente al respecto. En este momento, es adecuado decir que no actúan como un producto específico para adelgazar, pero sí ofrecen ciertas propiedades que podrían ser útiles en el proceso de pérdida de peso.
Un estudio publicado en 2014 mostró que el consumo de chía durante un período de 12 semanas condujo a una disminución moderada de peso y a una reducción en la circunferencia de la cintura. No obstante, otros estudios no arrojaron los mismos resultados consistentes.
Precauciones adicionales
Las semillas de chía albergan una gran cantidad de nutrientes y pueden contribuir a la pérdida de peso, pero es esencial introducirlas en la dieta con moderación, respetando las dosis recomendadas.
Un exceso en la ingesta de fibra puede llevar a efectos secundarios en algunas personas, como molestias abdominales, estreñimiento, diarrea, gases o hinchazón. Estos efectos pueden atenuarse mediante una hidratación adecuada.
Además, aquellos con condiciones intestinales deberían limitar la cantidad de fibra durante los episodios agudos. Lo mismo se aplica a todas las personas que estén experimentando gastroenteritis o diarrea por cualquier razón.