Nuevos descubrimientos arqueológicos evidencian la existencia de civilizaciones precolombinas en la Amazonía

La presentación de los hallazgos en la parroquia de San Ignacio de Mojos. Foto: ANF

El trabajo de los expertos se desarrolló en dos fases: la primera destinada a la etapa de diagnóstico, monitoreo y análisis de posibles sitios de interés y la segunda al trabajo de intervención y recuperación de las piezas arqueológicas.

El descubrimiento de restos arqueológicos en el tramo carretero San Borja – San Ignacio de Mojos, en Beni, suma mayor evidencia a cerca de la existencia de civilizaciones precolombinas asentadas en la Amazonía boliviana, cuyos vestigios revalorizan la esencia del pueblo mojeño.

Según Roger Cossío, arqueólogo, contratado por la asociación accidental china CCCC que construyó la carretera, los trabajos de diagnóstico, monitoreo e intervención arqueológica se desarrollaron desde 2016 que inició la construcción de la vía hasta la actualidad. Durante ese tiempo se detectaron un total de 47 sitios arqueológicos a lo largo de este tramo carretero.

Asimismo, explicó que para el hallazgo se hicieron un total de 88 excavaciones en distintos puntos de la carretera, lo que significó la remoción de al menos 700 metros cúbicos de tierra y sedimento (material sólido que se acumula en la superficie terrestre).

“En este sector de San Ignacio de Mojos se encuentran distintos rasgos arqueológicos: terraplenes, campos elevados de cultivo, islas y lomas artificiales. En el Beni, específicamente en las llanuras de Mojos, se encuentra culturas importantes y su data está entre el 500 antes de Cristo (a. C.) y el 1.450 después de Cristo (d. C.)”, manifestó en declaraciones a la ANF.

El trabajo de los expertos se desarrolló en dos fases: la primera destinada a la etapa de diagnóstico, monitoreo y análisis de posibles sitios de interés y la segunda al trabajo de intervención y recuperación de las piezas arqueológicas, actividad que desarrollaron a partir del 2018 y que culminó con el descubrimiento de una cantidad importante e inédita de piezas arqueológicas.

“Tenemos aproximadamente 225 cajas de piezas arqueológicas. Entre ellas, 25 objetos completos y museables (en buenas condiciones para su exposición) y otros semicompletos. Al hacer el análisis del material sacamos muestras de algunos fragmentos que tienen diseños únicos como incisiones, decoración de bordes o cuerpos, es decir, formas diferentes de los que no hubo reportes”, explicó Cossío.

Entre los hallazgos más destacados está la localización de cuatro urnas funerarias en cuyo interior se encontraban restos humanos. Este descubrimiento se realizó en la zona progresiva 125, mejor conocida como la zona Chocolatal, del tramo San Borja – San Ignacio de Mojos.

Para Cossío se trata de un hallazgo por demás importante e inédito, ya que no se había hecho este tipo de descubrimientos por esta zona porque las excavaciones arqueológicas se concentraban en la ruta entre Trinidad – San Ignacio de Mojos. En palabras del especialista, se trató de una casualidad debido a que esa zona había sido liberada tras la etapa de diagnóstico.

“Fue un hallazgo fortuito. Se hacía un banco lateral y al hacer un raspado salió un sedimento oscuro, tierra negra, y luego algunos fragmentos. Inmediatamente se dio paso a los protocolos de hallazgos fortuitos y se paró la maquinaria. Intervenimos e hicimos la valoración, hicimos pequeñas perforaciones para ver y delimitar el sitio”, agregó.

La zona geográfica donde se realizó este hallazgo fue en una loma (elevación artificial de tierra propia de los llanos de Mojos). Cossío dijo que se tratan de urnas funerarias de distintos tiempos y que están asociadas a pozos de basura (espacios de suma importancia donde acumulaban los desechos orgánicos) y superficies de uso de la civilización que ocupó ese territorio.

El experto explicó que este descubrimiento es vital porque a través de estudios permitirá recabar información respecto a los asentamientos de los aborígenes en esta zona caracterizada por la existencia de lomas artificiales que, según otros estudios científicos y arqueológicos, formaron parte de enormes complejos hidráulicos que permiten pensar que los pueblos que habitaron las llanuras de Mojos utilizaron estas estrategias para el manejo de caudales y la agricultura, además de protección ante las inundaciones.

“Todo este sector, entre San Borja y San Ignacio de Mojos, se han llegado a encontrar lomas, islas, terraplenes que están cerca de ríos y meandros (ondulación marcada en la trayectoria lineal de un río), donde se asentaban estos grupos antiguos, estar cerca del agua les era fundamental”, complementó Cossío, quien resaltó que estos espacios arqueológicos se diferencian a los encontrados en la localidad de Casarabe, municipio beniano de Trinidad, donde también se registraron importantes descubrimientos.

Cossío explicó que otra particularidad que reforzaría el conocimiento sobre agricultura que desarrollaron los pueblos en esa zona es el hallazgo de plantas de chocolate silvestre y árboles de motacú alrededor de estos espacios arqueológicos, otro argumento más para dejar atrás los prejuicios de que la Amazonía fue un espacio salvaje y pensar en que fue un territorio donde distintas civilizaciones desarrollaron saberes, prácticas y formas de vida.

” Aquí hubo asentamientos muy complejos e importantes. El manejo de sedimentos para hacer terraplenes necesita una organización, un ente catalizador que permita hacer esto. Normalmente, se piensa que en la Amazonía no hubo ningún tipo de desarrollo importante, pero debemos entender que la vegetación cubre todo esto”, puntualizó.

Asimismo, explicó que, a diferencia de las edificaciones precolombinas encontradas en el occidente, como Tiwanacu, en la Amazonía se construyeron kilométricos terraplenes, camellones y lomas artificiales que fueron ocupados por los pueblos de estas regiones, lo que demuestra, según Cossío, “de que la gente que habitó el lugar tuvo un gran interés por la agricultura”, puntualizó.

Tras el hallazgo de las piezas arqueológicas viene la fase de estudio para explicar el tiempo al que pertenece, dato que aportaría fundamentalmente para identificar a la civilización que desarrolló esas prácticas funerarias, arquitectónicas y agrícolas.

“Sacamos en estos últimos sitios arqueológicos muestras de carbón a través de un convenio con el Ministerio de Culturas. Se mandó para hacer las pruebas y en tres meses nos llegarán los resultados. Así podremos tener una cronología absoluta de la zona, eso ayudará a saber con exactitud el tiempo donde se datan estos restos arqueológicos”, agregó.

Otro descubrimiento destacable fue una estatuilla antropomórfica que puede considerarse única en la región y que, desde la perspectiva de funcionarios del Ministerio de Culturas, es “un hallazgo muy significativo que aportará para conocer la identidad y la construcción de una nueva mirada al pasado prehispánico de la región de Mojos”.

¿El hallazgo de este patrimonio arqueológico garantiza la protección de la región de Mojos?

Julio Condori, funcionario de la Dirección Nacional de Patrimonio del Ministerio de Culturas y Despatriarcalización que fiscalizó los trabajos de diagnóstico, monitoreo e intervención de las zonas donde se hizo estos descubrimientos arqueológicos, explicó que la región de Mojos es considerada como un área de alta sensibilidad por lo que debe ser protegida por las instituciones llamadas por ley.

“Pero la protección no solo debe esperarse de las instituciones, sino que todos los habitantes de esta región deben ser conscientes de que sobre este bien recae la declaración de patrimonio mundial.  Eso nos obliga a las instituciones llamadas por ley a crear una conciencia y gestión en favor del patrimonio”, dijo.

Sin embargo, surge la pregunta ¿el ingreso de una carretera por estos territorios no sería una acción en contra del patrimonio arqueológico de la región?  Para el funcionario, las políticas de desarrollo que plantea el Estado no deben generar el deterioro y la destrucción del patrimonio.

“Si se pone en la balanza el desarrollo de la carretera versus la conservación del patrimonio, justamente, en la Ley 530 del Patrimonio Cultural Boliviano establece y obliga a las instituciones, entidades y las personas que van a ser remoción de suelos debe garantizar la mitigación patrimonial y ahí es donde deben intervenir profesionales especializados”, agregó Condori quien enfatizó que “es una obligación cuidar y salvaguardar la herencia cultural para las siguientes generaciones”.

Descubrimientos que revalorizan la esencia del pueblo mojeño

Según el análisis del sociólogo y residente de San Ignacio de Mojos, Ismael Guzmán, la idea de que la región amazónica del país fue espacio deshabitado y sin vestigios de culturas precolombinas ayudó a reforzar el discurso que muchos utilizaron para la explotación indiscriminada de recursos, como la madera o metales preciosos, o para promover avasallamientos a territorios indígenas legítimamente constituidos.

“Ese prejuicio provocó que no se considerara que estás acciones negativas podrían afectar los modos de vida de las poblaciones indígenas, sus fuentes de provisión de recursos para su sustento diario y prácticas ancestrales”, explicó.

Sin embargo, desde la perspectiva de Guzmán, los recientes hallazgos arqueológicos evidencian y aportan para considerar con certeza que, en la zona de la Amazonía, los llanos de Mojos o la llamada “olla amazónica”, se generaron polos de desarrollo potentes muy antiguos.

“Gracias a las últimas constataciones, se puede decir que por lo menos hace unos 10.000 años atrás hubo presencia humana en esta región y que se generó todo un movimiento desarrollo que desembocó en la diversificación de flora y fauna. En términos culturales, muchos pueblos indígenas que habitaron en la zona desarrollaron lenguas, prácticas y acciones significativas”, manifestó.

Según el sociólogo, el descubrimiento de estructuras hidráulicas, camellones, terraplenes o lomas artificiales suman más pruebas para sustentar este argumento.

“Sabemos que esta región históricamente ha sido un sector de sabana, pero la presencia humana ha generado estás islas de bosque o espacios de vegetación generadas por la intervención de la mano del hombre, porque su actividad económica ha permitido el desarrollo de islas de bosque y posteriormente los movimientos de tierra cómo los camellones, las lomas artificiales, los canales y las áreas de navegación, así como la ‘domesticación’ de las plantas medicinales y de consumo”, agregó.

En palabras del experto, el descubrimiento de estos vestigios arqueológicos contribuirá a que la población mojeña pueda revalorizar de mejor manera su esencia como pueblo, reforzar su identidad y redimensionar su importancia como cultura ancestral.

“Claro, la gente mojeña habla de sus antepasados y reconoce sus conocimientos, pero el tener una reconstrucción del pasado a través de pruebas físicas hace que se pase del sentido abstracto a la constatación evidente de cómo eran las prácticas, sus modos de vida y presencia en el lugar. En suma, redimensiona la importancia del pasado y genera iniciativas de protección”, dijo.

En esa línea, el funcionario del Ministerio de Culturas afirmó que este tipo de descubrimientos arqueológicos ayuda a despojarse de pensamientos etnocéntricos y de la sobrevaloración hacia otras culturas, así como a fortalecer la esencia del habitante contemporáneo de la región de Mojos.

“Bolivia es multicultural, pero no solo ahora, sino que tiene un antecedente histórico que hoy podemos ver con pruebas tangibles a través de los hallazgos arqueológicos que son diversos y distintos a lo largo y ancho de nuestro país”, complementó.

Los hallazgos fueron presentados este viernes pasado en la parroquia de San Ignacio de Mojos en el marco de la VI versión de la Noche de Museos.

Fuente: ANF