El Barça liquida LaLiga y al Madrid

Se acabó lo que se daba. El Barça aseguró LaLiga porque ha sido el mejor equipo del campeonato, mientras Ancelotti cerró su etapa al frente del Real Madrid con una derrota clara, menos contundente en el marcador que en el juego, reflejo de una temporada mal diseñada, con una plantilla descompensada, sin defensas sin fútbol. Raphinha lideró la remontada azulgrana un día más y será campeón si el Madrid no gana al Mallorca, o si vence el jueves al Espanyol en el derbi. El título está liquidado, tanto como la etapa de Ancelotti al frente del equipo blanco. Triste final para el entrenador más laureado de su historia.
El caso es que LaLiga revivió durante un cuarto de hora. Desde el error de Cubarsí que consintió el penalti de Szcescny hasta el cabezazo de Eric García, el madridismo soñó con pelear el título hasta el final. Kylian Mbappé rebañó el error del central azulgrana, transformó la pena máxima y convirtió un buen servicio de Vinicius con el exterior para poner en el electrónico de Montjuïc un 0-2 sorprendente. Que si el cansancio de Milán, que si la reacción en la final de Copa, las explicaciones del sorprendente arranque eran variopintas. La del espejismo tomó cuerpo en cuanto el Barça ajustó la presión en campo contrario.
Porque el Madrid dio un paso atrás indiscutible. Creyó Ancelotti que podría proteger la renta e incluso ampliarla en algún pase largo como el del 0-2. Bastó cerrar la salida a Lucas Vázquez, provocar el error del gallego y sacar partido a la colocación y la intensidad en una serie de llegadas hasta que cayó el tanto. Primero Lamine Yamal y después Gerard Martín mostraron la importancia de ocupar la zona de rechace, y acabó Eric García rematando desde cerca de cabeza una prolongación de Ferran en un córner cerrado.
No fue sólo el 1-2. Fue el inicio del desplome colectivo blanco, incapaz de hilar tres pases seguidos. Y sin opción de combinar y respirar con una posesión en campo contrario, salieron a relucir los defectos defensivos de un equipo con un extremo de lateral, un medio centro de marcador, un canterano como líder de la zaga y el otro lateral, abandonado a su suerte por su compañero de banda. Porque Güler se asomó algo para auxiliar a Vázquez, pero Vinicius ofreció poco o nada de asistencia a Fran García.
Cayeron los goles en cascada. Primero el empate, tras una posesión larga del Barcelona, de lado a lado del área, con paciencia, encajonando a un rival sin defensa hasta encontrar a Lamine en su rincón favorito. Interior, cruzado, junto al palo. Después aprovechó Pedri la obstrucción de Ceballos a Mbappé para que Raphinha cruzase por bajo. Y poco después, el brasileño presionó a Lucas provocando el error y anotando el cuarto, a pase de Ferran, de nuevo decisivo. Tuvo suerte incluso el Madrid de no recibir algún tanto más antes del descanso, completamente desarbolado, pese a un amago de penalti de De Jong a Mbappé anulado por fuera de juego previo.
Ancelotti metió dos cambios tras la pausa buscando más balón, más control. Fuera Arda y Ceballos, dentro Brahim y Modric. Recompuso algo la figura el Madrid, pero sin exagerar. Algunos de sus mejores futbolistas apenas tuvieron peso. Sobre todo Vinicius, errático, y Bellingham, desubicado. Se mantuvo en la pelea Fede Valverde, que asustó con un giro de rodilla al final del primer tiempo y quiso quedarse en el verde. Tenía justificado el cambio, y que entrase otro a apechugar con la derrota. Líder. Anuló Hernández Hernández un gol de Lamine por fuera de juego previo de Raphinha, y trató de cortar los brotes de dureza con amarillas. A Asencio e Iñigo. Destemplados ambos.
Parecía tener controlado el asunto el Barça, pero se abrió una puerta inesperada. Se desajustó Iñigo en la línea, sirvió Modric en diagonal y salieron Vini y Mbappé solos. Marcó Kylian a puerta vacía, habilitado por el brasileño. El 4-3 sí penalizó la caída de tensión azulgrana, aunque Lamine obligó a Courtois a hacer su milagro habitual. Se desquiciaron los azulgranas con un remate a bocajarro de Ferran que impactó en el brazo de Tchouaméni. Lo revisó Hernández Hernández porque el árbitro del VAR, Martínez Munuera, entendió que era penalti. El canario mantuvo su criterio, llevando la contraria a la mayoría.
Y en esas el Madrid apretó los dientes, se fue arriba y perdonó el empate. Entró Víctor Muñoz por Vinicius. Ni calentó Rodrygo. Ahí hay tema, pero vamos. El caso es que el canterano tuvo un mano a mano y la mandó fuera. También salió a la contra en otra Mbappé, en posición dudosa, pero Szczesny atajó. Allí acabó el campeonato, porque el Madrid no llegó más y Fermín pudo ampliar la goleada, pero su tanto se anuló por una mano previa. El Barça fue mejor en Montjuïc como en la mayor parte del campeonato, y volvió a dejar en evidencia al equipo de Ancelotti. El Madrid tiene un buen espejo en el equipo de Flick para iniciar la reconstrucción de su proyecto. Sin hambre, sin esfuerzo y sin trabajo no hay recompensa.
FUENTE: MARCA