Boquerón, 29 de septiembre de 1932: Cuando Marzana enfrentó el alba con la certeza del final

Homenaje a Manuel Marzana

La Batalla de Boquerón en la Guerra del Chaco fue un episodio marcado por la resistencia y el sacrificio. El coronel Manuel Marzana lideró a sus tropas en una lucha desigual contra el ejército paraguayo, convirtiéndose en un símbolo de valor y tragedia para Bolivia.

El amanecer de la última resistencia

Al despuntar el 29 de septiembre de 1932, los soldados bolivianos sitiados en Boquerón enfrentaban su destino. Sin agua, sin municiones y con apenas fuerzas, resistían los incesantes ataques de más de 18.000 paraguayos, mientras apenas 600 combatientes al mando de Marzana defendían el fortín.

La orden era clara: no rendirse bajo ningún pretexto. El presidente Daniel Salamanca había exigido que el fortín se defendiera hasta el último hombre, y así lo hicieron.

Un combate desproporcionado

Durante 20 días, los regimientos Campos de La Paz y 14° de Infantería de Oruro resistieron el asedio. Tres veces lograron romper el cerco, pero los refuerzos eran insuficientes. Entre ellos destacaron los soldados del Sexto de Caballería de Oruro, bajo el joven oficial Germán Busch, y el Destacamento Peñaranda.

Las cifras muestran la crudeza: más de 5.000 muertos paraguayos frente a unas 200 bajas bolivianas, aunque las fuentes varían. La desigualdad fue tal que Marzana escribió en sus memorias que la batalla había sido “tan desigual como estúpida”.

El legado histórico de Boquerón

Pese a la derrota, la defensa de Boquerón quedó grabada como uno de los actos de mayor heroísmo militar en América Latina. Poetas como Julio Díaz Arguedas la exaltaron como “una de las acciones más heroicas de la humanidad”.

Uno de los misterios que aún perduran es el de la bandera boliviana de Boquerón, que flameó durante todo el sitio y cuyo paradero sigue siendo desconocido. Otra bandera fue rescatada y hoy se conserva en el Museo de Historia Militar de La Paz.

Boquerón, 93 años después

Hoy, Boquerón simboliza resistencia, sacrificio y memoria histórica. La Guerra del Chaco, que dejó más de 90.000 muertos entre Bolivia y Paraguay, sigue siendo una herida abierta en la región.

Recordar la gesta de Marzana y sus hombres no solo es un acto de memoria, sino también de reconocimiento al coraje con el que defendieron al país en condiciones extremas.